No iba a perderme la oportunidad de visitar una de estas salas de emergencia que aparecen en casi todas las películas americanas y una falsa alarma de mi cuerpo me dio esa oportunidad.
El primer control al entrar es un auxiliar que se asegura de que tienes tarjeta de seguro o una tarjeta de crédito (con suficiente crédito). Una vez rellena la ficha de entrada, te ponen una pulsera con tu identificación (ya estás dentro del sistema).
El segundo filtro es un enfermero que te toma la tensión y te pregunta qué te pasa. Pone algo más en tus datos y pasas a una sala de espera. Como pensaron que lo mío podía ser peor de lo que parecía, me pasaron en 5 minutos a la real sala de emergencias en una silla de ruedas (allí entras en silla de ruedas (aunque puedas andar) o en camilla.
Tercer paso: la sala de emergencias, una gran sala con dos filas de camillas a cada lado y una fila de silla de ruedas en el centrocon pequeños cubículos con ordenadores para los médicos y enfermeras que pululan de un lado a otro. Y esto sí que es realmente un escenario del dolor y la miseria humana. Te colocan en la fila de silla de ruedas (yo ocupaba el lugar quinto de una docena). Al poco tiempo se me acercó una enfermera que me dio un valium (que conste que no estaba nada alterado, simplemente concentrado en mi dolor) pero debe ser que prefieren tenerte pelín colocado desde el principio para evitar alteraciones del orden(que vigilantes de seguridad paseando dentro de la sala intentaban evitar también). Más tarde se acercó una médica residente en prácticas que se me acercó para preguntarme por los síntomas y al cabo de media hora , una enfermera con dos calmantes. Y, por fin, la médica que me había correspondido y que fue bastante amable mientras me atendía de rodillas ante mi silla (nunca he tenido a un médico de rodillas ante mí) porque no había espacio íntimo para atenderte: de hecho, podías enterarte de todo las conversaciones entre los médicos y pacientes de las otras sillas de ruedas.
Y la médica desaparece y vuelve al cabo de media hora para preguntarte cómo vas y luego aparece un enfermero que te lleva en la silla hasta RX y t epone en otra fila hasta que te atienden y me hacen un scanner y, luego te ponen en la fila de salida de RX hasta que otro enfermero te lleva a tu lugar en la fila de las sillas de ruedas. Mientras, puedes observar lo que pasa en las camillas donde se suponen que están los más graves. Y puedes oir (cuando quieren algo de intimidad corren una cortinilla) lavados de estómago, masajes cardiacos,quejidos de dolor... Y mientras las camillas van saliendo (imagino que a hospitalización) y van entrando nuevos pacientes...
En fin, 6 horas y media en contacto con la realidad "dolorosa" de NY.
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